miércoles, 3 de agosto de 2011

Rapsodia Troyana

Rapsodia Troyana
Federico Cantú




La guerra de Troya ya duraba más de nueve años cuando el más destacado guerrero griego, Aquiles, había caído muerto en combate. A pesar de haber cumplido las condiciones impuestas por los oráculos para la toma de la ciudad- traer a Neoptólemo, hijo de Aquiles; traer los huesos de Pélope y robar el Paladio- los griegos no conseguían atravesar los muros de Troya.

El adivino Calcante observó una paloma perseguida por un halcón. La paloma se refugió en una grieta y el halcón permanecía cerca del hueco, pero sin poder atrapar a la paloma. El halcón entonces decidió fingir retirarse y se escondió fuera de la mirada de la paloma, quien poco a poco asomó la cabeza para cerciorarse de que el cazador desistió. El halcón salió del escondite y culminó la cacería. Después de narrar esta visión, Calcante dedujo que no deberían seguir tratando de asaltar las murallas de Troya por la fuerza, sino que tendrían que idear una estratagema para tomar la ciudad. Después de ello, Odiseo concibió el plan de construir un caballo y ocultar en su barriga a los mejores guerreros. En otras versiones, el plan fue instigado por Atenea.1
Bajo las instrucciones de Odiseo o de Atenea, el caballo fue construido por Epeo el feocio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase: «Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea».

Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño. Lo aceptaron para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas. Dentro del caballo se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era de tal tamaño que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.




Este episodio no es narrado en la Ilíada; se hace alusión a él en la Odisea, en la que Homero cuenta las aventuras del héroe griego Odiseo en su regreso a su patria, Ítaca. También es aludido por Virgilio en la Eneida. También en dos poemas perdidos de la época arcaica, la Pequeña Ilíada y la Iliupersis, se narraba la creación del caballo de madera y su posterior uso para engañar a los troyanos y la toma de la ciudad por parte del ejército griego.
En varios pasajes de la Odisea se hace mención al caballo de madera:











Cantó cómo los aqueos, saliendo del caballo y dejando la hueca emboscada, asolaron la ciudad; cantó asimismo cómo, dispersos unos por un lado y otros por otro, iban devastando la excelsa urbe, mientras que Odiseo, cual si fuese Ares, tomaba el camino de la casa de Deífobo, juntamente con el deiforme Menelao. Y refirió cómo aquél había osado sostener un terrible combate, del cual alcanzó Victoria por el favor de la magnánima Atenea.

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